Las intenciones el nuevo mandato
Todo parece indicar que el diseño atraviesa un nuevo cambio de paradigma. Venimos de la automatización por lotes, donde grandes procesos invisibles brotaban del “compilar y esperar” y pasamos por la era del diseño de interacciones, donde una constelación de botones, gestos y menús respondía a nuestras órdenes directas.
M
Ahora estamos en el diseño basado en intenciones: describimos lo que deseamos y delegamos el cómo a modelos generativos que, en teoría, materializan esa visión con una eficacia instantánea. Sin embargo, esa misma maquinaria produce una avalancha de versiones, muchas veces redundantes, que repiten la cultura visual que dicen superar. ¿Estamos ganando libertad creativa o simplemente multiplicando artefactos innecesarios?
Fitzcarraldo (la película) como mirada del exceso
El lado oscuro de la ilustración y la modernidad tuvo esa visión del hombre por encima de la materia y las personas. Que el arte y los artistas han mantenido viva en esa performance continua.
El punto para entender esta tensión lo encuentro en Fitzcarraldo, la famosa película de Werner Herzog (1982). La película ficciona la hazaña real de Carlos Fermín Fitzcarrald, un cauchero peruano que, en 1895, desmontó un barco de unas 35 toneladas, lo arrastró once kilómetros selva adentro y lo volvió a armar río abajo para abrir una nueva ruta comercial.
Herzog llevó esa proeza a una escala épica y absurda: decidió mover un barco de 320 toneladas sin desarmar, por una pendiente de 40 grados. Tardó cuatro años, consumió recursos desmesurados y convirtió la filmación en una odisea llena de accidentes y muertes. El resultado es una metáfora perfecta del exceso de lo absurdo con el pretexto de lo artístico y del hombre blanco por encima de todo.
¿Y si nuestra visión del progreso de esa fantasía de la automatización fuera similar a mover barcos como Herzog?
Así cada vez que pedimos a un modelo generativo “diséñame un botón con las directrices del Material Design”, el sistema levanta su barco gigantesco: moviliza servidores, energía y capas de cálculo para rediseñar algo que, en esencia, ya estaba resuelto.
La instalación «Este es tu botón»
Con esta idea en mente desarrollé la instalación interactiva Este es tu botón.
Al pulsarlo, se desencadena un proceso generativo que fabrica tu botón: una imagen, su prompt de origen y un ticket impreso con la ficha de diseño.
La paradoja es evidente. La interfaz digital ya ha homogeneizado los componentes:
Los design systems (Material, Carbon, Atlassian…) pretendían eficiencia y coherencia. Al normalizar tipografías, colores y espaciados, convirtieron la interfaz en un catálogo de piezas intercambiables.
Esa normalización alimenta y alimentará a la IA, que regurgita infinitas variaciones de algo concluido hace tiempo. Pulsar el botón es activar esa máquina de generaciones infinitas y recrear el viaje de Fitzcarraldo
{
style: "Material Design",
prompt: "Utiliza los principios de Material Design con elevación, esquinas redondeadas..."
},
{
style: "Luxury Brand",
prompt: "Estética minimalista y lujosa con fuentes serif, alto contraste..."
}```
```mermaid
graph LR
SubconjuntoDesign[Design tokens]
ModeloIA[Modelo generativo]
Variaciones[Variaciones infinitas]
SubconjuntoDesign --> ModeloIA
ModeloIA --> Variaciones
Variaciones -. retroalimentación .-> SubconjuntoDesign
Diseño, agencia y redundancia
El diseño basado en intenciones promete liberar al creador de la ejecución técnica. Sin embargo, al delegar la síntesis en un modelo entrenado con el pasado, corremos el riesgo de quedar atrapados en un espejo retrovisor. Los sistemas nos devuelven la versión estadísticamente “correcta” de lo que ya conocen, erosionando la autonomía del usuario y fomentando la sobre-producción.
Así como Herzog magnificó la proeza de Fitzcarrald hasta los límites de la cordura, la IA magnifica nuestro gesto cotidiano (pulsar un botón, escribir un prompt) hasta lo extravagante. El resultado impresiona, pero el esfuerzo oculto y el sentido práctico se diluyen.
“Este es tu botón” narra esa tensión constante entre promesa de eficiencia y realidad de exceso. El nuevo paradigma del diseño por intenciones no escapa a la paradoja: aspiramos a un futuro inédito, pero pedimos a la máquina que reproduzca el pasado una y otra vez.
El sábado 21 de junio, en la Fábrica de Gomas, arrastraremos juntos el barco montaña arriba y pulsaremos el botón para ver cómo la IA vuelve a generar lo conocido. Quizá ahí descubramos qué ganamos, o qué perdemos, cada vez que apretamos el botón.
Este borrador se creó el 12 de junio de 2025 como punto de partida para un ensayo mayor. Actualiza tu propia copia y alimenta la conversación en el canal Procesos.
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